domingo, 6 de julio de 2014

Empieza como un juego pero puede llevar al suicidio

8 cosas que los padres pueden hacer contra el sexting, el exhibicionismo on line de los adolescentes

     Pocos son los adultos que saben de qué se trata este fenómeno y lo preocupante es que cada vez aumenta su uso entre las nuevas generaciones.

     Se trata de exhibicionismo online más o menos sexual que en la mayoría de los casos inicia como una actividad inocente entre los adolescentes.

Hasta hace unos años las cartas de amor eran los medios utilizados por los jóvenes novios para demostrarse su afecto y cariño.

     Con la evolución de la tecnología, las cartas han sido reemplazadas por la moda del “sexting”, que hoy se ha convertido en la nueva forma en que una pareja “se demuestra cariño”online, sin tener en cuenta las consecuencias que esto puede ocasionarles.


     Adicional a esto, hay otra parte de la población juvenil que usa el sexting para divertirse o también con fines de crear popularidad y lograr aceptación entre su grupo de amigos.


Qué es el sexting
     El término sexting nació de la conjunción de las palabras “sex” (sexo) y “texting” (envío de textos) para referirse al envío de imágenes de ellos mismos o de amigos con poca ropa o en posiciones eróticas a través de celulares, computadoras con cámara u otro dispositivo electrónico.

    Todo surge cuando los adolescentes deciden tomarse fotos o videos con las características descritas y las envían inocentemente a un chico(a) que quieren conquistar, pues confían en que el receptor se quedará con las imágenes.

    Sin embargo, la mayoría de las veces dichas imágenes suelen transmitirse de persona en persona hasta proliferar en la web rápidamente, dejando al protagonista de la foto o video en boca de todos.


8 ideas para padres 
Algunas recomendaciones para orientar a los hijos ante esta moda:

1- Formarles conciencia acerca de la importancia de su cuerpo y su integridad en general.

2- Mostrarles las consecuencias que tiene el tener este tipo de prácticas.

3- Fomentar su autoestima, un chico o chica con alta autoestima y un buen sentido de sí, no permitirá que esto le ocurra.

4- Enseñarles la importancia de no reproducir o reenviar este tipo de mensajes en caso de que reciban alguno.


5- Crear un vínculo de confianza con los hijos, de forma que se puedan comunicar de manera asertiva y así asegurarse que sean los padres las primeras personas contactadas en caso de necesitar ayuda.

6- Orientar a los hijos hacia el uso responsable de la tecnología y los riesgos asociados a ella. Si se le va a dar un celular a un menor, se le debe explicar para qué es, lo que pueden hacer con él y lo que no.

7- No restringirles el uso de tecnología. Comúnmente la curiosidad, acompañada de la restricción de los padres, conlleva a que los chicos busquen la información a través de amigos y de una manera irresponsable.

8- Ubicar las computadoras preferentemente en lugares visibles dentro de las casas, como en pasillos o en la sala, en los cuales los menores puedan ser supervisados por adultos y no se les permita tener demasiada intimidad con la computadora.

Educar en el amor
La mejor manera de cuidar la integridad de nuestros hijos es hablarles de las repercusiones que tiene usar la sexualidad como un objeto de placer que se utiliza sin tener en cuenta las repercusiones que a corto y mediano plazo ello representa (desvirtuar el verdadero sentido del amor).

La sexualidad basada en el amor y en el respeto debe ser educada con mayor relevancia en la adolescencia, etapa de la vida donde la afectividad puede vivirse con desenfreno e irresponsabilidad.

La tarea de los padres es promover una sexualidad basada en la dignidad de la persona, que no otra cosa que el respeto del propio cuerpo y del otro.

La sexualidad vivida desde esta perspectiva, es una donación de intimidades que parte de una entrega total como lo es el verdadero amor.

miércoles, 2 de abril de 2014

¿QUÉ SIGNIFICAN LOS LIBROS EN TU VIDA?

El mejor regalo del mundo


Por Héctor M. Guyot  | LA NACION

Sábado 22 de marzo de 2014 | Publicado en edición impresa
  
        No tengo muchos recuerdos de mis primeros años de vida. Pero guardo una frase que mis padres me han repetido más de una vez. Palabras más, palabras menos, la idea era la siguiente: "Cuando aprendas a leer te va a encantar, lo vas a disfrutar". Yo tendría 4 o 5
años, presumo. Nunca les pregunté a mis padres si me decían eso porque yo mostraba una incipiente atracción hacia las historias o simplemente por lo mucho que a ellos les gustaba leer. Es decir, si era un pronóstico nacido de la observación o un deseo que partía de su propio entusiasmo. Como fuere, acertaron. Soy de esos que pueden pasarse una tarde de sábado sumergido en una buena novela por la sencilla razón de que me divierte. Entre las cosas que más me gusta hacer, la lectura ocupa un lugar muy bien ganado.
        Por extraño que parezca, esa práctica inofensiva se ha convertido en un acto de resistencia. La lectura se ha devaluado. Ya no tiene prestigio ni divierte. Un botón de muestra. En un reciente comercial colombiano que invita a hacer el mejor regalo del mundo en el Día del Amigo, un joven le extiende a otro su obsequio. "¿Un libro?", exclama el segundo, decepcionado. Pero la alegría (y la música festiva) vuelve cuando el regalado descubre que dentro del volumen hueco se esconde una cerveza. Como prueba de que
todavía nos movemos en la estela del Iluminismo, cuyos postulados se niegan a perecer del todo, el aviso despertó indignación. "Me pone triste saber que los valores que les queremos inculcar a nuestros jóvenes están siendo menospreciados. La lectura debería ser un valor importante en la sociedad", se lamentó Enrique González, presidente de la Cámara Colombiana del Libro. Está bien lo del valor social. Pero a la hora de contagiar a los más jóvenes las ganas de leer, yo iría por otro lado.
        La sociedad tecnológica es hedonista y autorreferencial. Todos andamos con tres o cuatro pantallas encima (o con una que las resume a todas), y allí encontramos satisfacción inmediata y estímulos que aplacan el vértigo que produce asistir al mero paso del tiempo. De allí el éxito del Candy Crush o el Flappy Bird. Nos rescatan del vacío y el tedio. Son el pasatiempo perfecto. Por eso, si uno quisiera vender al libro no como virtud social sino como placer privado o como fuente de rédito personal, hay que ir más allá de aquello que alguna vez mis padres profetizaron con tanto acierto. Y se puede. Porque además de proveer divertimento, la lectura ofrece un beneficio extra. Carver tenía razón cuando decía que un libro no puede cambiar el mundo. Sin embargo, puede cambiar el modo en que vemos el mundo. Y eso lo es todo. Un libro puede cambiarnos. Y ayudarnos a vivir. O a entender de qué va el asunto.
        Que la vida es búsqueda lo aprendí con Siddharta, de Herman Hesse. Luego, como tantos otros, llené mis horas adolescentes con la ambigüedad de Demian, que enseña que si quiero la luz debo aceptar la oscuridad. De la angustia existencialista de El lobo estepario pasé a la lección de Narciso y Goldmundo, en el que
reconocí desdoblados en dos personajes inolvidables los opuestos que entonces se debatían dentro de mí: la razón y la intuición, el control y el abandono, la ciencia y el arte.
         Completaron mi educación Kerouac y Salinger, y aquí tampoco pretendo ser original. Como Hesse, ambos apuntalaron mi conciencia individual enfrentada a la uniformidad que tienden a imponer el poder y la maquinaria social. En el camino fue la fidelidad a la propia visión y la actitud compasiva por todo lo vivo, así como la pulsión dionisíaca y el éxtasis del desplazamiento. Junto con Holden Caulfield, el protagonista de El guardián entre el centeno, me indigné por la hipocresía que la mirada ingenua pero implacable del adolescente encuentra allí donde se posa. Y me sentí menos solo.
         Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll, me mostró que es posible mantenerse insobornable ante las presiones del medio y preservar la dignidad en la derrota, así como El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers, me ayudó a entender los límites de la comunicación humana. Puedo decir esto con certeza aun cuando hoy, muchos años después, la trama de estas novelas se me ha deshilvanado. Más acá, de autores como Claudio Magris y John Berger aprendí que la inteligencia sólo tiene valor cuando la acompaña la sensibilidad, y que hay que andar y conocer mucho para llegar a la simpleza.
            Durante años tuve la sospecha de que se escribía -y se leía- para conjurar en el papel la riqueza de la vida, que nos excede y nos desborda. La letra impresa como un producto de la abundancia. Con el tiempo le fui teniendo más respeto a la tesis de Vargas Llosa, que de algún modo sostiene lo contrario: escribimos y leemos a partir de una carencia. Es decir, porque una sola vida no nos alcanza y necesitamos desdoblarnos en otras -las de los personajes- para reconocer y recorrer toda la paleta de emociones que llevamos dentro en estado latente.
           Pero importa poco si el arte de la ficción es un derivado del exceso o de la carencia. A fin de cuentas, aquel que lee lo seguirá haciendo, y no porque rescate así un valor importante en la vida social o porque obtenga algún beneficio extra. Lo hará por aquella simple razón que esgrimían mis padres y que le abrió tantas expectativas al chico que fui. Ése fue el mejor regalo del mundo. Cualquier página de Chejov, Mankell, Murakami o Leonardo Padura es mucho más divertida que el Candy Crush. Un secreto, parece, cada vez más restringido.

© LA NACION

lunes, 25 de noviembre de 2013

Sabiduría práctica para sujetos apurados

Hacerlo en dos pasos

* Baje de Peso en dos pasos:
1 - Cierre la boca, y
2 - Póngase a hacer ejercicios.

* Curso de Administración en dos pasos:                      
1 - No gaste lo que no tiene, y
2 - Deje de pedir prestado.

* Mejore su autoestima en dos pasos:                                

1 – Quiérase mucho así como está, y
2 - Que le importe un bledo lo que piensen los demás.

* Superación personal en dos pasos:
1 - Deje de hacerse el tonto, y
2 - Póngase a trabajar.

* Encontrar pareja en dos pasos:
1 - No hay gente hecha a la medida de sus caprichos, y
2 - Por favor piérdale el miedo a estar solo

* Curso de autosanación en dos pasos:
1 - Perdónese sus estupideces, y
2 - Perdone las estupideces de los demás.

* Hablar en público en dos pasos:
1 - No tenga miedo a decir pavadas, y
2 - Si ya las dijo, no se calle; siga hablando.


* Curso de Mejoramiento de Imagen:
1 - Báñese, péinese y lávese los dientes, y
2 - Luego cuando salga de su casa, camine siempre DERECHIIIIITO!!!

* Modales y Etiqueta en dos pasos:
1 - Salude siempre y
2 - Mastique con la boca cerrada.                                                    


* Curso de Liderazgo en dos pasos:
1 - Pida las cosas seguro y sin miedo, y
2 - Siempre dé el ejemplo.

* Curso de Valores en dos pasos:
1 - No embrome a su prójimo y
2 - Siempre que pueda, ayúdelo.

* Autoconocimiento en dos pasos:
1 - Siempre mírese bien en el espejo, y
2 - Dígase sus verdades aunque le duelan.

* Matrimonios de Éxito en dos pasos:
1 - No engañe a su cónyuge, y
2 - Cumpla con sus obligaciones, sea feliz.

* Crecimiento Emocional y Espiritual en dos pasos:
1 - Deje de tenerse lástima y
2 - Deje de echarle la culpa a los demás de sus fracasos

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"Para ser exitoso no tienes que hacer cosas extraordinarias. Haz cosas ordinarias, extraordinariamente bien."

DARÍN entrevistado por FANTINO...

ENTREVISTA: UN EJEMPLO

DARIN entrevistado por Fantino  EN ANIMALES SUELTOS:

Fantino: ¿Es cierto que vos rechazaste una oferta para filmar en Hollywood con Tarantino?.-


Darín: Sí, claro.-


F: Y ¿Por qué?.-


D: Porque me ofrecieron el papel principal pero tenía que hacer de narco mexicano, y yo le pregunté a su productor por qué los mexicanos tienen que seguir haciendo de narcos si los que más consumen merca a nivel planetario son los yankees.-


F: ¿Y qué te contestó?.-


D: Bueno…a ver…la respuesta que me dio me molestó tanto que afirmó que estaba en lo correcto no filmar con Tarantino. Me dijo: “Entonces es una cuestión de plata, diga cuánto más quiere que se la pagamos, usted ponga la cifra”. Es decir, no pueden llegar a ver ni comprender que hay códigos por fuera del dinero que algunos todavía portamos, ¿me explico?.-


F: Mmm...no…la verdad que no.-


D: ¿Cómo que no?, Ale, vos sos un tipo piola, tenés que comprender de qué te hablo.-



F: Pero podrías haber tenido más plata.-

D: ¿Más plata? ¿ser millonario?...y…¿Para qué?.-

F: ¿Cómo para qué?...para ser feliz!.-

D: ¿Feliz con más plata?, ¿De qué me hablás?.-

F: Bueno…todos quisiéramos tener más plata y ser felices.-

D: Ale, yo tengo plata, tengo un auto importado de alta gama. Desayuno, ceno y almuerzo lo que quiero y puedo darme dos duchas calientes al día ¿vos tenés idea de cuánta gente del mundo puede darse dos baños calientes al día?, muy poca gente puede darse ese gusto. Y como no me considero un excelente actor, siempre digo que lo mío fue pura suerte ¿me entendés? En este mundo capitalista salvaje yo soy un tipo de muchísima suerte. Yo soy un privilegiado entre millones de personas, y además tengo la suerte de poder ver eso en mí, que me permite tener una buena cuenta bancaria y no creérmela. Yo me puedo ver desde afuera y me digo “Puta, loco, qué suerte que tuviste”.-

F: Pero hubieras filmado en Hollywood…y no podés negarme que de Tarantino al Oscar hay un paso.-

D: Creo no me sé explicar bien…yo ya estuve en la ceremonia de los Oscar y no me gustó, todo es de plástico dorado, hasta las relaciones entre las personas. Fui, la pasé lindo, lo disfruté…pero ese mundo no es lo mío, no es lo que yo elegí en esta vida.-

F: Realmente me asombrás, Ricardo…te hacía más realista…más con los pies sobre la tierra.-

D: Mirá qué casualidad !!!…yo a vos también.-

viernes, 18 de octubre de 2013

Hispanoamérica, Iberoamérica y Latinoamérica no son sinónimos

Hispanoamérica, Iberoamérica y Latinoamérica no tienen el mismo significado, por lo que no es adecuado emplearlos indistintamente.
Hispanoamérica se refiere al “conjunto de países americanos de lengua española”, su gentilicio es hispanoamericano y cabe recordar que se refiere a lo relativo a la América española sin incluir lo perteneciente a España.
Latinoamérica engloba “el conjunto de países del continente americano en los que se hablan lenguas derivadas del latín (español, portugués y francés)”. La denominación América Latina es igualmente adecuada. Su gentilicio es latinoamericano.
Para referirse exclusivamente a los países de lengua española es más propio usar el término específico Hispanoamérica o, si se incluye Brasil, país de habla portuguesa, el término Iberoamérica.

viernes, 24 de mayo de 2013

El regalo de la risa

        “Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse”. Y reírse de sí mismo supone, en primer lugar, reírse, además de un mínimo de humildad y honestidad. La frase, escrita por santo y sabio pensador inglés, Tomás Moro, es todo un elogio a la risa, una actitud de vida, que sir Thomas mantuvo incluso en la cárcel, mientras esperaba el martirio, bajo el poder dictatorial de Enrique VIII.

 
        Los filósofos medievales llamaban a esta capacidad el proprium, “lo propio” del ser humano. No es tan importante como la inteligencia, la voluntad o el corazón, elementos constitutivos de la naturaleza del hombre, pero está muy cerca. Y distingue, también de modo claro, al animal racional del animal (a secas). La risa, la sonrisa, deja traslucir la humanidad, es algo casi intuitivamente bello, hermoso. ¿Quién no disfruta con ella, o con la risa sincera de los que le rodean?

        Este simple acto refleja una apertura del hombre hacia el otro y hacia lo otro. El niño pequeño, el bebé, empieza a comunicarse e interactuar con su entorno precisamente a través de la risa. Hay alguien más allá de la cuna, alguien que sonríe cuando el niño sonríe. Y se establece una comunicación, casi natural, espontánea. El niño se abre a la madre y la madre se abre al niño. Y cuando hay esa apertura se percibe al otro, se sonríe al otro.                                            



       La risa supone y desarrolla, además. un sano olvido de uno mismo, de los propios cálculos y previsiones. Nos reímos escuchando una historia cuando ésta termina de un modo imprevisible, inesperado por lo felizmente disparado; eso es un chiste. Pero cuando conocemos el final de la historia nada nos sorprende, y la risa brilla por su ausencia. Quizás por esto los niños se ríen mucho más que los mayores: no quieren tener todo calculado al milímetro y se dejan sorprender con facilidad.

      ¿Por qué con el paso de los años nos olvidamos de esa comunicación natural, vía sonrisa? ¿Será que empezamos a temer al otro, y preferimos permanecer cerrados en nuestro círculo, en nuestra “macro-cuna”?                       


      El surgimiento y éxito de la risoterapia, sobre todo en nuestra sociedad “estresada” es un ejemplo más de la tendencia humana a la risa. Necesitamos, casi igual que comer o respirar, reírnos, disfrutar y compartir la alegría. Y la risa, como el bien, es difusiva, lleva inscrito en su movimiento el contagio de quienes nos escuchan y observan.
     Como recordaba un pensador francés (Charles Baudelaire), “Hay que distinguir bien la alegría de la risa. La alegría existe por sí misma, pero tiene diversas manifestaciones. En ocasiones es casi invisible; otras se expresa mediante el llanto. La risa no es más que una expresión, un síntoma, un diagnóstico. La alegría es una. La risa es la expresión de un sentimiento doble o contradictorio [de infinita grandeza y de una miseria igualmente infinita]". Sin embargo, una risa sincera siempre es una cortina que deja pasar rayos de alegría y nos ilumina con su luz y su sonido.

      Razón tenía la beata madre Teresa de Calcuta al acosejar “La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz... No permita que nadie venga a usted sin irse mejor y más feliz. Sea la expresión viviente de la bondad de Dios; bondad en su cara, bondad en sus ojos, bondad en su sonrisa”.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Escrito a mano
   por  Guillermo Jaim Etcheverry

      En Inglaterra se vuelve a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía.En Francia también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros.
    
   Aunque el mundo adulto no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar.

     En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras.

    Por su parte, el escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración.

Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual, y nos diferencia a unos de otros.

      Habría que educar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable. Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa calidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas. Su abandono convierte al mensaje en frío, casi descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de emociones al revelar la personalidad, el estado de ánimo.

     Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen, y optan por esconderse en la homogeneización que posibilita el recurrir a la letra de imprenta. Porque, como lo destaca Umberto Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere.

    En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.

     Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo. Un artículo reciente en la revista Time , titulado:” Duelo por la muerte de la escritura a mano , señala que es ése un arte perdido, ya que, aunque los chicos lo aprenden con placer porque lo consideran un rito de pasaje, "nuestro objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia.

     La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer". Abriendo una tímida ventana a la individualidad, aún firmamos a mano. Por poco tiempo...

El autor es educador y ensayista

sábado, 18 de agosto de 2012

Cuidar nuestras raíces

     Me pareció interesante este texto que leí en  “Aprender a querer, saber vivir”, de Juan Ramón García-Morato. Edit. Eunsa. Pág. 187

Si dejamos que el mundo sea configurado por baremos de eficacia y utilidad, todo -al final, también la vida- es más precario. Si nada es estable y todo cambia según los intereses del momento, la consecuencia es inmediata: ¿qué sentido tiene que sea estable la familia, la dignidad de la persona o la relación con Dios? También los estilos y modos de conducta son -deben ser- cambiantes. Las tradiciones desaparecen, se van rompiendo poco a poco los lazos con los orígenes.  Y al convertirnos en personas des-arraigadas, el resultado se paga en precio de des-humanización.

Es tremendo el choque que se produce en una persona que se va encontrando sin aniversarios que celebrar: al ir rompiendo con el pasado, al no querer aceptarlo como parte de su propia vida, llega un momento en que se  encuentra sin historia previa, sin biografía personal. Está empezando desde cero, porque todo lo anterior se ha empeñado en borrarlo de un golpe. De ahí la importancia de aceptar que cada uno es lo que es gracias a su vida anterior, lo entienda o no, le guste o le deje de gustar.

domingo, 15 de julio de 2012

Impresiones de un viaje a Rusia

Mis amigos Yeya y Abelardo Pithod estuvieron en Rusia, y me mandan este escrito:

UNA VISITA A RUSIA

         He tenido la suerte de visitar Rusia, y lo que sigue no pretende ser un testimonio erudito, sino las impresiones de un simple viajero. Se trata de un  país insólito (al menos para mi ignorancia), de un super estado no imaginado ni imaginable. Ante todo es un mundo en sí mismo que va del Mar Báltico al Extremo Oriente. De raza eslava, se ven, no obstante, muchos rostros orientales. En cuanto a nuestra visita nos movimos entre dos polos, San Petersburgo y Moscú.
Catedral de San Basilio. Moscú
        
         La historia de esta impresionante civilización es también insólita. Vivió bajo el dominio de los zares muchos siglos, en un régimen autocrático basado en la servidumbre y la esclavitud. Después de la Revolución comunista siguió siendo autocrático pero populista. Bajo ese régimen permaneció setenta años. Actualmente está gobernado por Putin, ex funcionario del KGB (policía secreta comunista). El régimen de Putin, a su modo, sigue siendo autoritario. Reconozco que estas calificaciones podrían matizarse pero son útiles para hacerse una primera idea.           

         San Petersburgo, como Moscú, son ciudades  con una gran cantidad de suntuosos  palacios e iglesias (catedrales las llaman) de la época zarista. Es increíble encontrarse con un conjunto edilicio semejante. San Petesburgo tiene un carácter aristocrático y tradicional que se contrapone al carácter más moderno y aparentemente más  popular de la nueva Moscú. Solo San Petersburgo bien vale un viaje, pero uno se quedaría sin la otra mitad de Rusia, que gira alrededor de Moscú. 

Museo Hermitage. St. Petersburgo
 

         En cuanto a las manifestaciones religiosas uno encuentra las iglesias bastante concurridas. Es corriente ver gente que se hace la señal de la cruz y se inclina al entrar o pasar frente a ellas. Los parecidos con el rito católico romano son muy grandes. La Iglesia Ortodoxa Rusa tiene tradición apostólica, es decir sus sacramentos son válidos.     

         Mi impresión es que no se puede visitar Rusia en solitario, se necesita  un guía. Tienen un alfabeto diferente, con distinta grafía, de modo que no se puede leer los carteles, los avisos ni nada escrito si no se sabe el idioma. Para ser gráfico: no se puede siquiera saber en qué calle se está parado. En muchos casos podrían haber agregado la versión inglesa de los nombres, pero no es una costumbre de los rusos. En resumen, el viajero no puede leer ni las indicaciones de tránsito, por ejemplo el universal “stop” lo ponen en ruso y solo se aprende después de varios días.  
Mausoleo de Lenin y muralla del Kremlin
        
       Pero vayamos a aspectos más profundos de la visita. Rusia es un país de desmesuras, todo de dimensiones colosales. Un ejemplo es La Plaza Roja de Moscú (que no se llama así por el comunismo sino por su construcción en ladrillos colorados, en la época de los zares). Allí está el mausoleo de Lenín, al que, según comentarios, el actual Presidente Putin retacea su visita, porque la Rusia actual tiene una orientación europeísta, y conviene disimular el pasado.

      En cuanto a las desmesuras, bastará un hecho: el área de Moscú tiene unos trece millones de habitantes con un parque automotor de siete millones. Resultado, todos son atascos. No se crea que los autos son viejos y chatarrosos, sino que pululan los de la más alta gama occidental. Tampoco se crea que sus vías de comunicación son obsoletas, al contrario, asombran por su moderna factura. Simplemente, el empuje de esa nación va por delante de los requerimientos de su desarrollo.
Metro de Moscú

         Sin embargo, y como contrapartida, me pareció que el estado de ánimo de los rusos (los que el viajero llega a tratar) presenta síntomas de lo que los sociólogos llaman “anomia”. Ésta se caracteriza por cierta incertidumbre respecto de las metas de la vida, desconfianza en los líderes, y quizá tendencias depresivas. Un ejemplo: los servicios en el hotel de Moscú era lentos, como si los empleados no tuvieran entusiasmo o energías. Son simples impresiones, es verdad, pero llaman la atención.  Personalmente no tengo más explicación para estas impresiones que la historia de Rusia. Sale del zarismo y pasa por una sangrienta revolución, la comunista, que dura setenta años, con el pavoroso saldo de 25 millones de muertos, muchos de ellos campesinos que se resistían a la colectivización de sus tierras, como pretendían los bolcheviques, para hacerlas colectivas y estatales. Un pasado reciente, difícil de elaborar, y no se lo puede hacer en  poco tiempo, porque los procesos psicosociales son lentos.
Metro de Moscú
      
   Hay algo ancestral en Rusia y es como si cargara con un destino violento. La historia de los zares es una historia sangrienta, y lo siguió siendo con el comunismo. Felizmente esto parece haberse detenido. Putin mira hacia la Europa occidental, hacia las democracias. Pero no engañarse, no es una paloma. Hace poco hubo elecciones de alcalde en Moscú y Putin las anuló y puso a un amigo.            

         Por último, Rusia nos admira en sus contradicciones. Una de los obras más hermosas que ha hecho la mano del hombre es el famoso Subterráneo o Metro de Moscú. Es una lujosísima obra de arte que lo deja a uno pasmado. Lo mandó hacer Stalin. Su motivación fue que el pueblo llano pudiera gozar como propio lo que antes solo gozaban los nobles. Y vaya si lo consiguió y lo sobrepasó. Es una verdadera maravilla.         
   
     Rusia, hermosa, salvaje, genial. Pero, hay un pero. Me observaba un amigo que no ha producido últimamente ninguna personalidad del nivel de Solyhenitzin, Tolstoi, Chejov, Dostoviesky y tantos otros. Habrá que seguir esperando que resucite la gran “alma rusa” y salga de esta áurea mediócritas.
  
       De todos modos, habiendo estado en Rusia, uno no puede sino testimoniar que, más allá de la Europa del sur, hay un imperio digno de una visita lo más prolongada posible.   

jueves, 19 de abril de 2012

40 años de casados, ¡¡¡felicitaciones!!!

   Elena Zwanck y José María Spotorno  llegan muy felices  a  este  aniversario "redondo".

   Sus seis hijos, yernos, seis nietos y otros que están en camino, sus hermanos, cuñados, amigos y demás conocidos, nos unimos al acontecimiento y nos congratulamos con ellos. Con toda sinceridad podemos decir que ¡son todo un ejemplo!

   Y no podía faltar el "toque" de Kioskerman, Pablo Holmberg (h), que, por supuesto, expresó perfectamente en un comic el saludo para sus suegros, con una conocida y acertada frase de José.

martes, 28 de febrero de 2012

¡Vacaciones muy buenas!
Consuelo (Londres)
Cecilia (Almaty)

     Estuve descansando unos días en Córdoba  siguiendo lo que muchos aconsejan: que el mejor descanso no es no hacer nada, sino hacer actividades distintas a las habituales, que requieran menos esfuerzo, pero que nos enriquezcan y ayuden en lo físico, lo psíquico, en las relaciones humanas, en lo cultural, en lo espiritual...

     Se organizó un Curso de Sagradas Escrituras, con una carga horaria muy llevadera, y un plan sensacional: gente de todas las edades, de todas las profesiones, distintos países, tertulias culturales, intercambio de experiencias, paseos por las sierras, tiempo para contemplar, meditar, rezar, leer, charlar, hacer deportes varios, ir a la piscina... ¡lo que quieras!

Mariana (Kaunas)
     Como figuras exóticas estuvieron Mariana, cordobesa, profesora de inglés y con un máster en Comunicación,  que vive en Kaunas, Lituania.  Consuelo, española que lleva ¡muchos años! (no digo cuántos), viviendo en Londres. Es la directora de Wickenden Manor, un centro de Convivencias y Encuentros. Y Cecilia, uruguaya, que desde los 12 años vive en Asunción porque su familia se traslado a Paraguay, y desde allí se fue a estudiar a Almaty, Kazajstán. En esta ciudad estudió Administración de Empresas en una universidad turca, en inglés, y también aprendió ruso, idioma que habla habitualmente, y ahora estudia kazajo, un idioma que parece muy difícil pero que ella afronta con total optimismo.

Mili, Vero y Angie
      Y claro, al lado de estas figuras, ya nos parecían "muy normales" Olga y Marlene que vinieron de Paraguay y Ma. Luisa de Bolivia.    
       Las demás, de Mendoza, San Juan, Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Tucumán, Santa Fe, Rosario.......   

       Había algunas ingenieras, gente de informática, artistas, filósofas, administradoras de empresas, administradoras del hogar (¡lo más importante!), librera sólo yo, etc., etc., 
      
Casa de Alta Gracia
      Tuve la alegría de poder ir a Alta Gracia, donde pasé los meses de verano de toda mi niñez  y adolescencia. La casa que en 1910 construyó mi abuelo ya no es nuestra, pero resultó que Marcela conocía a los actuales dueños. Pude entrar, ver que la tienen lindísima, muy bien puesta, son ¡muy buena gente!, y gocé nuevamente en los lugares en que viví una infancia tan feliz .   

Ma. Rosa en Alta Gracia
       Me encontré con amigas de cuando era chica  y de cuando yo vivía en Córdoba por los años 80, y que hacía ¡mucho tiempo! que no veía: Ruth, Marichu, Ma. Nieves, Clarita, Carmen...... ¡Qué alegría dan las buenas amigas!

    Ya estoy nuevamente en el ruedo trabajando a full, pero nadie me quita lo bailado y lo gozado. Y sigo dándole gracias a Dios, porque sé que tuve unas vacaciones privilegiadas, a las que muchos, por distintos motivos, no pueden acceder.
Cumpleaños    

      Hace poco fue el mío, lo pasé requete bien, y mi amiga Bárbara Jantus me escribió una poesía. Me encantó, me divirtió, me sentí reflejada, comprendida, y aquí la comparto con todos como una forma de agradecimiento.
     Y además pongo una foto reciente  de Bárbara, durmiendo sobre una piedra junto a un río cordobés.

Palabras, palabras que unes cuando hablas      
y si es con coherencia, dicen que tienes ciencia.
Palabras que forman oraciones
y si le pones música, dicen que son canciones.
Palabras entrelazadas
y si tienen un hilo, son palabras noveladas.
Palabras encuadernadas
y si no tienen tapa, no son nada.
Palabras, con tapa y autor
bien editadas, dicen que es mejor.
Palabras que se venden
por lo que dicen, aunque lo inventen.
Palabras que son famosas,
no tanto verso, más vale en prosa.
Sin palabras aglutinadas
no habría libros, ni tapas, ni historias inventadas.
Para María Rosa,
sin palabras no habría ventas…
¿haría otra cosa?
No todo es palabra, hay tiempos sin palabras:
largos viajes al noreste
(cambia tu destino, espero no te cueste)
No hay palabras en un paisaje
como el paisaje cordobés:
este verano volviste a tu niñez.
Palabras sin sonido aparente
cuando respondes a tanta gente
que piden que les cuentes
que es eso que “con su trabajo
llegarán Arriba mirando desde abajo”.
Para María Rosa Spotorno
las palabras, no son sólo un adorno,
pues sin las palabras…estaría en el horno.